miércoles, 24 de junio de 2009

Remedios para las Heridas del Corazón...



Hermanita... ahí va...

Cuando sentimos esas punzadas en el pecho, ese pesar sobre nuestros hombros, esa presión que no hace faltar la respiración; es muy probable que estemos en presencia de un corazón herido.

En ese momento, es preciso tomar las siguientes precauciones y cuidados para asegurar el rápido saneamiento de ese tan vital órgano y poder así continuar con la vida.


1. Asegúrate de entender que caíste, que el dolor que sientes es indicador de que por más fuerte que haya sido el golpe aún estás vivo, no has muerto.

2. Procede a limpiar la herida, deja el agua de tus ojos correr, deja que se derrame sobre todos esos rincones que han sido heridos pues el agua es sanadora.

3. Seca la herida con una toalla limpia, en este caso una persona que te pueda escuchar y apoyar, un buen amigo es la mejor opción.

4. Cose la herida para que deje de sangrar, evita seguir tocándola y ponle fin a la situación que generó esa herida. Deja de seguir intentando tapar la herida con una gasa, es necesario cerrarla para evitar el sangrado innecesario.

5. Deja la llaga respirar, no la cubras, la ocultes ni la ignores. Cuando la cubres tiendes a olvidar que está ahí por lo que la rozarás, golpearás y reabrirás a menudo.

6. Cuando esté empezando a cicatrizar, empieza a reutilizar esa parte del miembro herido poco a poco. Primero intenta actividades “seguras”, busca amigos que te hagan sonreír y disfrutar, para que puedas empezar a retomar y replantear tu vida.

7. Ahora procede a analizar el por qué caíste y te heriste – entiende que todos caemos múltiples veces y que la solución no está en dejar de caminar y avanzar sino en aprender a sanar las heridas más rápido para poder retomar el camino con más bríos.

8. Siempre, recuerda que el juego lo disfrutan más aquellos que participan y no tanto aquel que se queda sentado bajo el árbol pues teme salir herido.Y si nada de esto funciona y no logras recuperar tu corazón herido, si crees que estás condenado al dolor y la tristeza, si sientes que la vida te ha traicionado y apuñalado por la espalda.

Si estás seguro que nunca más en tu vida podrás volver a sentir igual… No te preocupes y llámame pues, eres sólo uno más de todos nosotros que hemos tenido que aprender a vivir con el corazón partido.